lunes, 26 de diciembre de 2011

Alentejada de emociones.

Y va a resultar que no ha sido nada rara tu ausencia.
Me he vestido de galas para estar con mi pequeña princesa. He reforzado mis tímpanos a base de grandes dósis de decibelios maternales.
No he tenido tiempo de hacer acogedora mi morada porque la prefiero magenta. Nada de frios que congelen el alma.
Tengo mi saco lleno de buenas anécdotas.
Ardo en deseos de pirograbar como si hoy, fuese el último de mis días. De los tuyos..
Esta escritura es irregular. Me gusta expresarme de entrañas hacia dentro. Sólo puedo masticarlo yo y digerirlo a micropasos.




Y Caperucita Roja se desayunó al lobo...

viernes, 16 de diciembre de 2011

Mierdas que lo son.


Si en 29 años llenando un saco de cosas buenas, resulta que no lo son. Que son mierdas. Y de las gordas. Prefiero pensar que con esa mierda, puedo abonar. Abonar las nuevas cosas buenas que voy a plantar.
Si pienso, por el contrario, que de buenas cosas mi vida llena está; cuál será mi sorpresa al ver que mucha mierda voy a hayar.

domingo, 11 de diciembre de 2011

En el bar de la madre y la hija...


En el bar de la madre y la hija todo parece encantador. Hasta las tortillas de patatas.
En el bar de la madre y la hija, se construyen la ilusión y la esperanza. La alegría está en cada piedra de hielo que se sirve en los refrescos.
Será la primera de las veces que no te tendré en mi mesa. Que no te ayudaré a hacer la cena. Ni a beber aguardiente de higo. Mi padre ya no será testigo de nuestra chispeante felicidad.
Ahora mi corista entonará otras canciones.
Mi do de pecho será silencioso. Inútil y vago.