martes, 20 de noviembre de 2012
viernes, 21 de septiembre de 2012
miércoles, 19 de septiembre de 2012
jueves, 30 de agosto de 2012
martes, 28 de agosto de 2012
La esfinge
Muy a su pesar, Mariano no concluyó el relato.
Había estado sustituyendo “prudente” por “apocado” en las páginas dos y cuatro. Se había emocionado con la frase final, frase que había escrito incluso antes de ponerle el título definitivo, “La esfinge”; había revisado concienzudamente los párrafos segundo y tercero, sobre los que se sustentaba el meollo de la historia. Tenían que ser comprensibles, pero lo suficientemente crípticos como para no desvelar que la esfinge no existía. En realidad, eso lo sabía Mariano, la esfinge existía nada más que en aquellas páginas y ni siquiera para los arqueólogos sobre los que recaía el peso de la acción del relato, o sea, que no había existido nunca, por mucho que se empeñaran en excavar y hacer túneles y perforaciones del todo innecesarias.
La esfinge, a la que Mariano le había tomado un cariño del todo virtual, solo era el fruto de su imaginación. “La esfinge” iba a ser su primer relato. Tenía que resultar redondo, irreprochable, perfecto. Pero esa búsqueda le estaba causando alguna que otra migraña a Mariano, que, aunque más dotado para el chiste fácil, el aquí te pillo aquí te mato, vamos, no cejaba en su búsqueda del relato perfecto. Las motivaciones que antaño le habían hecho degustar los sinsabores del éxito en el pantanoso mundo de las subcontratas, previa degustación de sus elixires, le impulsaba ahora al ámbito de la literatura. Sería escritor. Porque aunque no había leído mucho en su vida, no veía por qué no iba a ser él capaz. Le quedaban tres minutos para que finalizase el plazo que se había dado y no se veía capaz de cumplirlo; él, Mariano, que no había fallado ni una vez con los plazos de entrega de los proyectos asignados a dedo por el subdelegado de urbanismo del ayuntamiento. A Mariano aún le quedaban muchos hilos que atar. Aunque podía dejarlos en suspenso. Sí, un final abierto, una elipsis de esas que tanto les gustan a los escritores de best-sellers, y a Mariano se le llenó la cabeza de teoría literaria por correspondencia y correlatos objetivos que bien sabía él que eran cosa fina. Y aunque este primer relato de la esfinge no le consagraría, la vertebración (le gustaba esta palabra, que sonaba a clavícula y otros huesos descolocados) de un corpus (otra palabra usurpada de sus conversaciones con el vecino intelectual) de nueve o diez, previa selección entre un montón de ellos, le harían merecedor de innumerables premios y sus siguientes libros, adaptaciones de novelas propias, ajenas o no, obras de teatro y performances varios, recitales de poesía y colaboraciones escogidas en medios digitales e impresos le auparían, como poco, al Nacional de las Letras.
Claro que, pensándolo detenidamente, o no tanto, que Mariano no era ningún tonto, ya sería muy mayor para entonces, y más teniendo en cuenta el tiempo que llevaba escribir uno. Así que los párrafos que tenían que acercarle a esa última frase de “La esfinge”, frase que había sido un destello de genialidad en la vida de Mariano, se dijo, nunca llegaría a redactarlos y se puso la televisión.
"La esfinge" por Marcos Ripalda.
domingo, 1 de julio de 2012
martes, 8 de mayo de 2012
miércoles, 18 de abril de 2012
viernes, 13 de abril de 2012
viernes, 6 de abril de 2012
domingo, 1 de abril de 2012
sábado, 31 de marzo de 2012
jueves, 1 de marzo de 2012
La Manojo Pelos.
La "Manojo pelos". Así la llamaban en el barrio. El mismo dónde se crió junto a su hermano Juan, el mecánico.
La "Manojo pelos" porque tenía el corazón negro como las trenzas de una gitana, como el humo de un país que llora guerra.
Milagros lavaba su coche en el porche de su casa. Era práctica común de domingo desde que se había atrevido a salir de casa. Su atuendo: una sudadera y un pantalón de chandal negros. Ni siquiera su madre habría conseguido devolverle el color a su ropa.
Limpiaba el coche. Había arrancado fuerzas de la sonrisa de su hija para que, hoy día 1 de Marzo, saliese de esas cuatro paredes.
Un 1 de Marzo con más mala leche que viento. Teñido con la misma ira que el mismo 1 de Marzo, Miguel fue arrebatado de la vida de Milagros.
No corrían tiempos de crisis para ella. No le afectaba si un partido u otro gobernaba en ese momento. No tenía constancia de cuántas mujeres habían fallecido por violencia de género en lo que llevaba de año. No existía. Vivía porque respiraba. Su anodino rostro se mostraba impasivo con el paso del tiempo. Pero no se daría cuenta hasta que un nuevo 1 de Marzo tropezáse con su vida y le abriera la puerta vestida con el color de la felicidad.
La "Manojo pelos" porque tenía el corazón negro como las trenzas de una gitana, como el humo de un país que llora guerra.
Milagros lavaba su coche en el porche de su casa. Era práctica común de domingo desde que se había atrevido a salir de casa. Su atuendo: una sudadera y un pantalón de chandal negros. Ni siquiera su madre habría conseguido devolverle el color a su ropa.
Limpiaba el coche. Había arrancado fuerzas de la sonrisa de su hija para que, hoy día 1 de Marzo, saliese de esas cuatro paredes.
Un 1 de Marzo con más mala leche que viento. Teñido con la misma ira que el mismo 1 de Marzo, Miguel fue arrebatado de la vida de Milagros.
No corrían tiempos de crisis para ella. No le afectaba si un partido u otro gobernaba en ese momento. No tenía constancia de cuántas mujeres habían fallecido por violencia de género en lo que llevaba de año. No existía. Vivía porque respiraba. Su anodino rostro se mostraba impasivo con el paso del tiempo. Pero no se daría cuenta hasta que un nuevo 1 de Marzo tropezáse con su vida y le abriera la puerta vestida con el color de la felicidad.
viernes, 17 de febrero de 2012
Primo por parte de madre.
Juani conocía la verdad. Sus mugrientos zapatos no caminarían por una mejor vida que la que recorría todos los santos días: un lujoso camino de tierra que la llevaba a casa de sus tios postizos. De la escuela a casa y de casa, al campo.
Cuidaba de sus 5 hermanos. Llegados al mundo por un polvo más. Mal echado y sin conciencia. Su madre, Celia, hacía todo tipos de trabajos por mero placer al tio de su marido. Un hombre con más vicios que canas en el pelo y papada. Transmitía asco. No sólo por el aspecto desaliñado sino por el olor a vino rancio y a poca vergüenza.
Juani tenía la tez propia de los González. Color otoño. Otoño marchito y triste. Como el de las postales que se envían con cierta nostalgia. Todos los hermanos eran gotas de agua. Idénticos y escurridizos. Excepto Manuel el pequeño. Él no recordaba a la caída de la hoja caduca. Rozaba más el apellido "bastardo" pero endulzaba la vida de su hermana mayor con una mirada cristalina, azul como las promesas de verano.
La llegada de Manuel al mundo fue la que todos esperaban. La confirmación de que su madre era pansexual de nacimiento.
Cuidaba de sus 5 hermanos. Llegados al mundo por un polvo más. Mal echado y sin conciencia. Su madre, Celia, hacía todo tipos de trabajos por mero placer al tio de su marido. Un hombre con más vicios que canas en el pelo y papada. Transmitía asco. No sólo por el aspecto desaliñado sino por el olor a vino rancio y a poca vergüenza.
Juani tenía la tez propia de los González. Color otoño. Otoño marchito y triste. Como el de las postales que se envían con cierta nostalgia. Todos los hermanos eran gotas de agua. Idénticos y escurridizos. Excepto Manuel el pequeño. Él no recordaba a la caída de la hoja caduca. Rozaba más el apellido "bastardo" pero endulzaba la vida de su hermana mayor con una mirada cristalina, azul como las promesas de verano.
La llegada de Manuel al mundo fue la que todos esperaban. La confirmación de que su madre era pansexual de nacimiento.
lunes, 13 de febrero de 2012
¿AIT?
-Definitivamente mi Accidente Isquémico Transitorio viene de la mano de unas cuantas irregularidades, doctor.
-¿Ah sí? Cuénteme.
-Pues mire:
-Tengo media familia alopécica y la otra media, loca.
-Un hermano que no ha desarrollado la paciencia ni el auto-control.
-Una tía que liga en Badoo.
-Una madre con las manos tatuadas de rotulador azul y toallitas con olor a limón.
-Un padre hipocondríaco de Lunes a Sábado y sólo hasta la hora de la partida.
-Una perra que cree ser La joven de la Perla, sí, de Vermeer.
-Una tortuga en acogida.
-Ah!Tengo barba. No sé porqué pero la tengo. Y me gusta.
sábado, 4 de febrero de 2012
Apartando miserias.
Maullaba un gato. Sería la única balada de acompañamiento que tendría Elisa esa noche. La primera de las noches que no sería regada ni con una mísera micra de alcohol.
Ya no tendría dolor de cabeza a la mañana siguiente. Su colchón Pikolín dejaría de dar vueltas. Y su vecina Carlota no asumiría el papel de despertador a la hora del café Camello recién hecho.
Todo estaba planeando según la 1ª conjugación: Despertar, desayunar, duchar, aparentar, andar, trabajar, regresar.
No era monótona. Se valía por sí misma y añoraba tomar el Cola Cao al lado de su abuela. Tenía rachas de manía persecutoria. Sobre todo los jueves.
Pero había aprendido a vivir con ellas y parecer una chica tímida después de un polvo en el baño de una estación de tren...
Ya no tendría dolor de cabeza a la mañana siguiente. Su colchón Pikolín dejaría de dar vueltas. Y su vecina Carlota no asumiría el papel de despertador a la hora del café Camello recién hecho.
Todo estaba planeando según la 1ª conjugación: Despertar, desayunar, duchar, aparentar, andar, trabajar, regresar.
No era monótona. Se valía por sí misma y añoraba tomar el Cola Cao al lado de su abuela. Tenía rachas de manía persecutoria. Sobre todo los jueves.
Pero había aprendido a vivir con ellas y parecer una chica tímida después de un polvo en el baño de una estación de tren...
Casas de Madera.
No sabía porqué lo había decidido. O bueno, quizás sí.
Estaba cansado de esperar una oportunidad prostituída con todos menos con él. No quería una relación basada en fluídos temporales. Anhelaba algo tan sólido y duradero como su pasión por ella.
Sólo le interesaba trabajar para alimentar minutos de una vida rutinaria y llena de paseos al paredón. De Lunes a Sábado.
Conocía al milímetro las inquietudes artísticas de muchos que lo rodeaban e incluso, de los que a su paso aprenderían el maravilloso arte de hacer. Hacer lo parecido, lo similar y en muchos casos, el increible y para nada oculto arte de copiar con descaro lo ya existente. Mimetizar la falta de creatividad era algo que Adrián detestaba y nunca llegaría a comprender. La evolución, dejada de la mano de cualquier maleante.
Pero la decisión estaba tomada. Lo importante era trabajar y trabajar.
Si a su puerta llamase algún día esa ramera, sabría que decirle: "Sólo estoy para mis casas de madera".
Estaba cansado de esperar una oportunidad prostituída con todos menos con él. No quería una relación basada en fluídos temporales. Anhelaba algo tan sólido y duradero como su pasión por ella.
Sólo le interesaba trabajar para alimentar minutos de una vida rutinaria y llena de paseos al paredón. De Lunes a Sábado.
Conocía al milímetro las inquietudes artísticas de muchos que lo rodeaban e incluso, de los que a su paso aprenderían el maravilloso arte de hacer. Hacer lo parecido, lo similar y en muchos casos, el increible y para nada oculto arte de copiar con descaro lo ya existente. Mimetizar la falta de creatividad era algo que Adrián detestaba y nunca llegaría a comprender. La evolución, dejada de la mano de cualquier maleante.
Pero la decisión estaba tomada. Lo importante era trabajar y trabajar.
Si a su puerta llamase algún día esa ramera, sabría que decirle: "Sólo estoy para mis casas de madera".
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